GASOLINERAS LOW COST SIN PERSONAL

La aprobación de la ley 11/2013 en el día 26 de julio del año pasado abrió una nueva dimensión al negocio de la distribución de hidrocarburos en España, al liberalizar y ampliar los usos de suelo en los que se pueden abrir puntos de servicio de combustible y limitar el crecimiento de las grandes empresas por métodos convencionales. Los cambios legales propiciaron la aparición del fenómeno de las gasolineras low-cost sin personal, que basan su modelo de negocio en bajar los precios a base de disminuir las instalaciones y el personal: esto se produce en un momento en el que la demanda acumulada de gasolina y gasóleo ha descendido más del 26% desde el 2007 y en el contexto de una crisis económica que lleva a los usuarios a reducir costes en todas las circunstancias.

 Así, la mayoría de las gasolineras low-cost son unidades de suministro de combustible, diferentes de las estaciones de servicio. Las unidades de suministro low-cost no pueden dispensar tres o más productos, pueden no disponer de una edificación destinada a proporcionar servicios y tienda, y además no tienen por qué disponer de servicio de agua o aire. Pueden ser totalmente automáticas e instalarse en superficies muy reducidas, en torno a unos 160 metros cuadrados. Pueden tener, además, una capacidad de almacenamiento de combustible de hasta 500.000 litros. En estas instalaciones automáticas, es el conductor el que llena el depósito y paga con una tarjeta bancaria, sin necesidad de que haya presente un empleado.

 Este modelo low cost se ha topado con la oposición de algunas comunidades autónomas, que entienden que viola la legislación existente. Al no haber personal vigilante, tampoco hay a disposición del usuario hoja de reclamaciones, ni es posible saber si alguien accede a las instalaciones fumando, hablando por el móvil o con una actividad que ponga en peligro la seguridad de las instalaciones.

 Así, en Andalucía, la Junta ha vetado las estaciones totalmente automáticas durante el día teniendo presente el Decreto 537/2004, que señala las obligaciones que deben cumplir las instalaciones de suministro de hidrocarburos y que establece que en todas ellas deberá existir “al menos, una persona para atender la solicitud de suministro de combustible que pudiera hacer algún cliente cuyas circunstancias personales le impidan o dificulten su realización”, aunque les permite funcionar por la noche. Tampoco habría nadie para cumplir con las medidas de comprobación que exige la citada ley. Por su parte, en Navarra y en Castilla-La Mancha todas las estaciones de servicio que permanezcan abiertas al público deben contar siempre con un empleado. Asturias contempla actualmente medidas similares, mientras que en Extremadura, que permite el funcionamiento de este tipo de establecimientos, el Gobierno autonómico ha acordado celebrar reuniones periódicas con los empresarios del sector para analizar el impacto de las estaciones desatendidas.

 La difusión de este modelo preocupa tanto a los trabajadores de estaciones de gasolineras, que temen la amenaza que puede suponer para sus puestos de trabajo, como a los empresarios de estaciones de servicio convencionales. En este último caso, los detractores señalan el ejemplo de Francia, donde la liberalización de la distribución de carburantes en los supermercados ha permitido a estos hacerse con una cuota de mercado del 60%.

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Paulo López Porto.